Debe ser que nos hemos convertido en piedras.
Ni sufrimos, ni padecemos.
Somos jóvenes de piedra, desengañados por la vida,
vagando de lado a lado sin rumbo fijo siguiendo una estela de algo que no llega nunca a ninguna parte. A ninguna.
Nos creemos capaces de amar, pero no sabemos. Nos creemos capaces de luchar, pero somos unos cobardes. Somos piedras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario