el arma más peligrosa que nadie puede utilizar contra nosotros es nuestra propia mente
aprovechándose de las dudas e incertidumbres que en ella acechan.
¿Somos sinceros con nosotros mismos o vivimos cumpliendo las expectativas de otros?
y si somos abiertos y sinceros... ¿podría alguien amarnos de verdad?
¿podemos hallar el valor de compartir nuestros secretos más íntimos o en realidad somos imposibles de conocer?... incluso para nosotros mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario